El Calvario era propiedad del Padre Prudencio Castro siendo éste quien construyó la Iglesia e inició a un costado la construcción de una casa de ejercicios, ésta se hacia a través de faenas que realizaban un grupo de artesanos durante los domingos, y que no pudo terminar a consecuencia de su muerte. El Padre Yermo después de su nombramiento dice:
“Colocado de esta manera en el Calvario, procuré continuar y fomentar las obras iniciadas por el P. Dn. Prudencio, concurriendo personalmente todos los domingos a las faenas, sin pensar ni sospechar nada de los designios de Dios Nuestro Señor para lo futuro.”
El 19 de agosto celebraba la diócesis de León la fiesta del Santo Doctor Alfonso Maria de Ligori, y a este Santo, yo desde largo tiempo hace que le tengo particular afecto… En ese año de 1885 procuré hacerle al Santo una función, que consistió en Misa solemne por la mañana y un ejercicio vespertino por la tarde.
Todo el día lo pase en el Calvario, y después de comer, me vino la idea de cambiar el objeto de aquel edificio que estaba construyéndose. Me pareció que sería mucho mejor destinarlo a formar una casa de beneficencia, que era tan necesaria en León; pues por su falta hacía muy pocos días que la ocasión se me presentó de ver cómo a dos criaturas recién nacidas se las comían unos puercos. Ignoro si las arrojaron vivas adonde esos animales se las comían.
Nació en la Hacienda de Jalmolonga Estado de México, el 10 de noviembre de 1851, el mismo día de su nacimiento fue bautizado en la capilla de la misma hacienda, quedó huérfano de madre a los cincuenta días de nacido. Don Manuel su padre lo traslado a la Ciudad de México, quedando bajo los cuidados maternales de la tía Carmen, hermana de Don Manuel. En 1853 fue confirmado en la capilla del Señor de Burgos del Convento de San Francisco y en 1860 hizo su primera comunión. En 1865 inició sus estudios de gramática latina bajo la orientación del presbítero José María Márquez, y el 9 de mayo de 1867 ingresó como novicio en la congregación de San Vicente de Paúl, donde permaneció hasta 1870. Entre 1871 y 1872 asistió en calidad de catequista a varias misiones y en este mismo año decide separarse definitivamente de la Congregación.
Encontrándose en una etapa de discernimiento vocacional después de su salida de la Congregación, llega a la Ciudad de León buscando a un amigo suyo, el Padre Miguel Arizmendi, quien lo anima y lo presenta ante el Señor Obispo Don José María de Jesús Diez de Sollano y Dávalos, quien reconoce sus dotes y vocación, convenciéndolo de seguir el camino al sacerdocio, y el 24 de agosto de 1879 es ordenado sacerdote en la Catedral de León acompañado de los niños del Calvario que fueron sus invitados de honor, y a quienes impartía catequesis, sin saber que después ellos vendrían a formar la gran familia de pobres que Dios le preparaba para el futuro.
Fue capellán de coro y maestro de ceremonias en 1879, pro secretario de la mitra en 1881; secretario en 1882.
Más tarde con la muerte del Obispo Diez de Sollano, el 11 de abril de 1885, el nuevo obispo Don Tomás Barón y Morales, lo nombra Capellán de la Iglesia de El Calvario y Santo Niño, ubicados en zonas muy pobres de la ciudad.
“Aquel nombramiento para puesto tan humilde hirió mi orgullo, pensé en renunciarlo y así lo habría hecho, si Dios Nuestro Señor no me lo impidiese por medio de un impulso secreto que me contuvo.”
El Padre Yermo solicitó la ayuda de las Hermanas de los Pobres de Francia para que atendieran la obra que pensaba iniciar; recibió la respuesta de que si llegarían. Procuro adelantar en todo lo que le era posible en la construcción de la casa, para adaptarla a la obra que se pensaba realizar en ese lugar. Compró el cerro del Calvario a la Señora Andrea Castro, sobrina y heredera del Padre Prudencio; el 5 de noviembre del año 1885 se le entregaron las escrituras. Más tarde le escribieron las hermanas y Él lo describe así: “Pero cuando supieron que en nuestro país no podían salir a recoger sus limosnas con el Hábito religioso” escribieron diciendo que no vendrían; al enterarse de esto se le ocurrió la idea de preparar a unas jóvenes que frecuentaban la confesión y manifestaban vocación a la vida religiosa invitándolas a ayudar mientras que encontraba quien se hiciera cargo.
Ellas son: La Hermana Clotilde Muñoz, de San Juan de los Lagos. La Hermana Fausta Ojeda originaria de León, Hermana Victoriana Gutiérrez de Rincón de Ramos y la Hermana Gumersinda Muñoz que nació en Lagos. En días de bastante lluvia y en condiciones deplorables el 13 de diciembre de ese año 1885 dio inicio la labor apostólica de aquellas Hermanas que sin saberlo serían las fundadoras.
El Padre Yermo, falleció el 20 de septiembre del año 1904. El 4 de abril de 1978 la iglesia diocesana de Puebla y las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres, pidieron al Papa Paulo VI la beatificación y canonización del Padre Yermo y Parres, después de haber pasado por el grado de venerable y de Siervo de Dios, fue beatificado por el Papa Juan Pablo II durante su segunda visita a México en 1990, junto con San Juan Diego y los tres niños Mártires de Tlaxcala, y el 21 de Mayo del año 2000 fue canonizado en Roma en la plaza de San Pedro junto con los 25 mártires Mexicanos y la Madre María de Jesús Venegas.
El 18 de junio del de 1888 la Ciudad de León sufrió una terrible inundación quedando devastada causando muchas muertes y la destrucción de los edificios de esa población. El Padre Yermo abrió las puertas de El Calvario para acoger a los damnificados llegando a albergar más de tres mil pobres.
El General Manuel González al ver la caridad y abnegación con que el Padre Yermo ayudaba a los Pobres, sin escatimar nada, haciéndose limosnero para sostener esa gran familia que de improviso había aumentado, le dio el título de “Gigante de la Caridad.”
El dos de enero del año de 1888, el Padre Yermo llegó a Puebla para arreglar la fundación del Asilo Particular de Caridad y lo expresa diciendo: invitado por el Sr. Lic. Don Antonio Pérez Marín, que desempeñaba el cargo de Presidente de la junta protectora del Establecimiento; el Sr. Don Guillermo Mendoza que era el tesorero, y el Sr. Lic. Don J. Joaquín Valdés Caraveo que era el Secretario. Las tres personas eran de lo más respetable de la sociedad poblana. El 19 de julio de 1889 se inicia la fundación de dicho Asilo.